jueves, 11 de junio de 2015

Emprender sin mochilauniversitaria

Nuestros protagonistas sustituyeron el aprendizaje en las aulas universitarias por el trabajo sobre el terreno. Hoy están al frente de negocios de éxito.

Sin licenciatura, pero sí con formación
Era 2005. Steve Jobs , el ya fallecido
fundador de Apple, se dirigía a los
estudiantes de la prestigiosa Universidad de
Standford. Ellos se disponían a graduarse y
deseaban escuchar palabras de aliento de
uno de los artífices de la revolución
tecnológica de las últimas décadas. Sin
embargo, el inicio de su intervención la
reservó para recordar cómo abandonó sus
estudios académicos, algo más de tres
décadas antes.
“Decidí dejarlo. En su momento me dio
miedo, pero en perspectiva fue una de las
mejores decisiones de mi vida”, afirmaba
Jobs ante el asombro de su auditorio. El
fundador de Apple se justificaba: “No tenía
ni idea de qué quería hacer con mi vida, y
menos aún de cómo la universidad me iba
a ayudar a averiguarlo”. Un par de años
después de haber tomado ese controvertido
camino fundaba junto a un amigo de la
infancia el embrión de la que hoy es una de
las grandes firmas tecnológicas.
Steve Jobs es uno de los miembros más
destacados de ese grupo de
emprendedores de éxito que no celebraron
su graduación universitaria. Sus razones y
su perfil no distan mucho de los del resto.
Jóvenes con grandes inquietudes que no
son respondidas en las aulas y que deciden
iniciar la batalla sin pasar por ellas.
Emprendedores como Marcos Alves, Kike
Sarasola, Carlos Blanco o Dídac Lee.
Un camino difícil
El que eligieron nuestros protagonistas no
es un camino fácil. Primero, por las razones
que les llevaron a ello, pues la mayoría no
sentía que la Universidad estuviera alineada
con sus objetivos de vida. “El nivel de
frustración fue brutal… Lo que yo quería era
montar empresas innovadoras y me
encuentro estudiando matemáticas todo el
día”, recuerda Dídac Lee, fundador de
TradeInn y de Inspirit. Carlos Blanco,
creador de Akamon y la aceleradora
Conector, o Marcos Alves, fundador de
ElTenedor.es, tampoco llegaron a pisar las
aulas porque se mostraban convencidos de
que no les ayudaría en su camino.
Un buen equipo
Junto a esa frustración, la elección fue
complicada por las consecuencias que
acarrearía no formarse en la Universidad: el
surgimiento de importantes lagunas al
abordar la gestión de sus empresas. Unas
carencias que, a la postre, marcarían sus
primeras experiencias. “Me faltaban ciertos
conocimientos de recursos humanos,
finanzas, marketing… No había tenido
experiencia”, reconoce Marcos Alves,
promotor de la plataforma de reserva de
restaurantes online ElTenedor.es. Por su
parte, Kike Sarasola, fundador de la cadena
de hoteles Room Mate, suplió su falta de
preparación con cursos complementarios y,
sobre todo, rodeándose de un buen equipo.
Este último es el ingrediente utilizado por
todos ellos para emprender esos primeros
pasos. La escasez de conocimientos sobre
finanzas, recursos humanos o ventas ha
sido sustituida por un nutrido grupo de
colaboradores especializados. En este
sentido, Dídac Lee recuerda que un
emprendedor “no está obligado a saber de
todo, sino a ser consciente de lo que no
conoce y rodearse de gente que sí sabe”.
Formación en gestión
Salvados esos escollos y con los proyectos
en una fase de consolidación, llega el
momento de prepararse a fondo para
gestionar. Pertrecharse con una formación
más específica con la que enfrentarse a
retos mucho más complejos. Carlos Blanco
decidió, con 43 años y numerosos
proyectos a sus espaldas, cursar un
programa de alta dirección en una escuela
de negocios. “Estoy muy contento porque
me ha servido para ordenar conocimientos
aprendidos con la experiencia”, recuerda.
Abordar un máster especializado en
management tras años de practicar el
método de ‘ensayo-error’ tiene, según
Marcos Alves, varias ventajas. Para él, éste
es el mejor momento, pues se afronta con
un bagaje previo que permite al
emprendedor hablar “el mismo idioma” que
los que suben a la palestra a diario. “No es
que esté mal abordarlo con 25 años, pero le
sacas más provecho si esperas”, explica el
fundador de ElTenedor.
Esa formación específica puede incrementar
las probabilidades de éxito empresarial. Al
menos es lo que concluye una encuesta
elaborada por el periódico Financial Times
entre las cien principales escuelas de
negocio. En ella se establece que el 84% de
los estudiantes que, tras completar su MBA,
crearon su propia startup aún estaban
operando tres años después de arrancar un
porcentaje significativamente mejor que el
resto de compañías de este tipo.
Educación universitaria
Con cursos especializados o sin ellos, la
historia de estos emprendedores que
deciden lanzarse sin formación universitario
no es excepcional. De hecho, es mucho
más común de lo que cabría esperar. Al
menos, sobre el papel. Y el reciente informe
de la Fundación BBVA-Ivie sobre
Crecimiento y Competitividad lo
corroboraba. Ofrecía un dato revelador:
apenas un tercio de todos los empresarios
españoles han completado su formación
universitaria.
Puede que haya quien deduzca de este dato
que la Universidad está aún alejada de las
preferencias de los potenciales
empresarios. Preguntándoles a ellos, creen
que aún queda mucho por hacer para que
sea vista como una aliada.
Marcos Alves señala la importancia de
potenciar la experiencia profesional y la
práctica dentro de las enseñanzas, mientras
que Dídac Lee advierte de la necesidad de
integrar a profesores emprendedores o que
hayan trabajado en el sector privado para
dar una visión mucho más cercana a la
realidad a la que el estudiante tendrá que
hacer frente años después.
Y ahora, con la experiencia vivida, cabe
preguntar a quienes esquivaron las aulas si
harían lo propio en caso de poder dar
marcha atrás. Todos confirman que
repetirían el mismo guión. Pero con una
advertencia: el joven con ansias
emprendedoras debe esforzarse para
buscar la formación que mejor se adapte a
gusto.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario